Comentario
Con el paso del tiempo, la composición del ejército también se había ido modificando. Después de las reformas que inició Heraclio, los contingentes de mercenarios se redujeron a los tagmata de 1.500 a 4.000 hombres cada uno que guarnecían Constantinopla bajo el mando del doméstico de las scholas, jefe a la vez de todo el ejército, cuyo nervio eran las tropas territoriales de los themas, formadas por soldados-campesinos; un thema contaba así con de 2.500 a 15.000 hombres, según las condiciones de cada caso, repartidos en subdivisiones del territorio themático (tres turmai, compuestas por bandoi de unos 100 hombres y éstos por pentarchías). En total el ejército territorial tenía en torno a 120.000 soldados. La crisis del régimen de soldados-campesinos obligó a Nicéforo Focas a introducir reformas importantes: el valor de las propiedades agrarias necesarias para ser stratiota subió de cuatro a doce libras, pero se trataba ya de mantener equipo y montura propios de la caballería pesada (kataphraktoi), y se obligó al resto de los campesinos de cada lugar a pagar 18,5 solidi por año para contratar con aquel dinero a mercenarios, que serían cada vez más numerosos: la razón del cambio radicaba también en el aumento y mayor frecuencia de las guerras ofensivas, para las que se requería caballería y tropas disponibles a tiempo completo, lo que no era el caso de las milicias territoriales.
La experiencia militar del Imperio se refleja en los tratados de arte militar, que incluyen descripciones de los diversos pueblos con los que había relaciones guerreras o, en su caso, pacíficas. Así sucede, por ejemplo, en la "Tradición abreviada de las tácticas militares", escrita a comienzos del siglo X, o en el "Sobre la guerra de escaramuzas", atribuido a Nicéforo Focas. Pero los bizantinos fueron maestros en las artes de la diplomacia, lo que compensó a menudo sus debilidades militares y permitió una irradiación cultural extraordinaria: sus medios, al servicio siempre de la universalidad y suprema dignidad del Imperio, incluían el pago de tributos si era preciso, la entrega de honores e insignias de poder a jefes y reyes bárbaros y, sobre todo, el refrendo de los pactos de amistad mediante enlaces con la familia imperial.